Píldoras Felicianas en G+ Píldoras Felicianas en Instagram Píldoras Felicianas en TwitterPíldoras Felicianas en FacebookPíldoras Felicianas en PinterestSuscríbete por email

sábado, 24 de enero de 2015

Aprendiendo a amar a Indignación y Furibunda

Standard
La niña Feliciana, como otras niñas grandes y pequeñas por desgracia, aprendió que estaba muy bien ser Feliciana. Que debía aspirar incansablemente a ser Mari Perfección. Pero que cuidado con dejar asormar a Indignación... y mucho menos a su hermana Furibunda. Para entendernos: que las niñas buenas nunca se enfadan. Y que siempre pueden ser un poco más buenas, aunque esa es una historia aparte.

Indignación y Furibunda, que son las hermanas de las que hablaremos hoy, son gemelas y suelen ir de la mano. Cuando a la primera no la dejan expresarse como debiera y la obligan por demasiado tiempo entonces la segunda sale en su defensa. Siempre. Inevitablemente. Y lo hace de una manera enérgica,  poco medida y en ocasiones cruel que llena de disgusto a la otra cara de la moneda, la que habitan Mari Perfección y Desesperación Fernández.

Indignación es liviana y sensible. Nota en el cuerpo agresiones e injusticias, por más que vayan disfrazadas de normalidad. Y cuando las siente protesta, pone límites, se aleja, busca apoyos, traduce su rabia en palabras o llora, que tampoco es mala solución y además sienta genial. A veces se equivoca y le toca pedir disculpas, no vamos a negarlo. Pero qué vamos a hacer, somos humanos... y para ser justos Indignación acierta más de lo que se equivoca, así que no merece tan poca confianza.

Furibunda en cambio es como la Hulka que encabeza el post. Con menos pecho y mucho menos músculo, vale, pero con el mismo tono verde de la rabia contenida. Y con la misma fuerza, la de quien se harta, se planta y no deja que pasen por encima de sus derechos, sus deseos, sus sentimientos y sus opiniones. Bien vista tampoco está tan mal Furibunda. Seguro que también tendría sus propios momentos, si no tuviera que andar todo el día salvándole la cara a su hermana.

Ya asentada y organizando sus sentimientos respecto a México, un país que también aprende a decir #yamecanse, a Feliciana le pica todo el cuerpo y sabe que es porque en las últimas semanas no ha sido del todo respetuosa con este par de hermanas. Y se siente triste y disgustada, no porque otros le nieguen a Indignación y Furibunda, sino porque de vez en cuando aun se sorprende a sí misma negándoselas. Poco a poco, Feliciana.
Ubicación: Bilbao, Bizkaia, España

0 comentarios:

Publicar un comentario

Lecturas que inspiran